Cuba es la mayor isla del azul Caribe y la más favorecida por una naturaleza
excepcional que añade, a su belleza, excelentes instalaciones para el descanso, la
recreación, el cuidado de la salud y el disfrute de paisajes inolvidables, así como
ciudades con innumerables valores culturales, históricos y arquitectónicos.
Sus playas, de tonos inimaginables de azul y verde, con aguas transparentes y
cálidas todo el año, incitan a nadar, broncearse bajo el ardiente sol, practicar
deportes náuticos o simplemente contemplarlas. Pero ese no es el único motivo que mueve
cada año a miles y miles de personas, interesadas por descubrir lo que se ha dado en
llamar la magia cubana. También, sus valles, montañas, presas, caudalosos ríos, y la
enorme variedad de plantas y animales, que la señalan como un destino ideal para el
ecoturismo, la fotografía y la contemplación de especies.
Siglos de historia definen sus ciudades, calles, casas, monumentos, plazas,
fortalezas y palacetes, en los que es posible descubrir un pasado bien conservado, en
algunos casos reconocido por la UNESCO con el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad.
Caminar entonces es el mejor deporte en el afán de conocer cada piedra y cada recuerdo,
que los cubanos se encargarán de mostrarle con orgullo y sonrisas, porque el pueblo es,
al final, la gran maravilla de esta Isla plagada de encantos. La hospitalidad es aquí
algo cotidiano y natural, que está implícito en el comportamiento. Brindar una
información, ayudar al visitante, orientarlo, indicarle los sitios de mayor interés o
una dirección no encontrada, es tan sencillo para ellos, como bailar una buena salsa,
tomar el ron auténtico solo o con un poco de hielo, o hablar de sueños y realidades.
Cuba es todo eso y mucho más. Un arco iris de posibilidades abiertas a quien
desee penetrar en sus virtudes y pasar unos inolvidables días. Un privilegio que la madre
natura dibujó en la tierra, y que intentaremos en apretadas líneas describirle a usted.
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