Cuba turística - Matanzas

A Matanzas debe irse en auto, para no perderse las bondades del camino. Cuando se sale del Túnel de La Habana comienza una carretera costera que une a la capital con esta provincia distante sólo 100 kilómetros.

Parada obligada resulta el puente de Bacunayagua, desde donde se divisa una privilegiada vista del Valle de Yumurí, anfiteatro natural rodeado por un borde montañoso de 150 metros de altura, que es considerado por muchos como uno de los paisajes más impresionantes de Cuba, bañado por los ríos Yumurí y Bacunayagua. Su agradable clima, abundante vegetación y el sosiego de su paisaje, brindan el medio adecuado para relajarse y eliminar las tensiones de la vida moderna, mediante programas para el tratamiento del estrés, el asma, la obesidad, la hipertensión y el turismo de tercera edad, en instalaciones habilitadas para ello.

Después viene la ciudad de Matanzas, que se asienta a la vera de una bahía de aguas tranquilas y sobre colinas ondulantes que atraviesan tres ríos. Varios nombres la definen, desde su nacimiento en 1693, "la bella durmiente", "la Venecia cubana"  por sus puentes , o "la Atenas de Cuba", tierra de poetas.

El azúcar y el excelente puerto le propiciaron un intenso comercio, que la convirtieron en rica y culta. Visitarla implica conocer el Museo Farmacéutico, único del continente; el teatro Sauto (1860); el Palacio de Junco, sede del Museo Histórico; las Cuevas de Bellamar, con sus tres mil metros de galerías y salones tapizados por estalactitas, estalacmitas y helictitas de caprichosas  formas horizontales; la Ermita de los Catalanes; sus 12 puentes y plazas apacibles, o participar de su intensa y variada vida cultural.

Sin embargo, quizás lo más famoso de Matanzas sea Varadero, la Playa Azul de Cuba, a 2 horas por carretera de La Habana o escasos minutos por avión. Verde, blanco y azul son los componentes principales de su paisaje. Bellísima y aclamada internacionalmente por sus aguas transparentes en las que es posible adentrarse metros y metros sin que lleguen a cubrir las rodillas, ofrece 23 zonas de buceo frente a sus costas, restaurantes, cabarés y clubes nocturnos, bares, instalaciones deportivas para la práctica de deportes náuticos y terrestres, campos de golf, cursos de buceo y capacidades hoteleras para todos los gustos. También, más de 10 islotes vírgenes y fondos con más de 40 tipos de corales, diversidad de peces, langostas, camarones, cangrejos, caguamas y más de 70  tipos de moluscos.

Sin dudas, la capital turística de Cuba y el balneario más solicitado, con sus casi 20 kilómetros de sorprendentes playas y un creciente desarrollo hotelero, sin contar, por supuesto, las noches de colores y música, y sueños compartidos con cocteles exóticos y mariscos de primera clase, que convierten a Varadero en una invitación permanente al regreso. Sobre todo al regreso que significa reencuentro con una playa como no hay dos.

Pero Matanzas no queda aquí. La ciudad de Cárdenas es un lugar que no debe dejarse de visitar. Pequeña y tranquila, fue el primer pueblo de Cuba en emplear energía eléctrica  para el alumbrado público, por sus calles rodó el segundo ferrocarril del país,  allí se encuentra el primer mausoleo erigido en honor de los mambises, y fue en su edificio La Dominica, hoy Monumento Nacional, que se izó por primera vez en Cuba la bandera nacional. Ciudad de coches de caballos y bicicletas desde antaño, se recorre toda en dos ruedas y se visitan sus museos o la estatua de Cristóbal Colón, primera erigida en la Isla e inaugurada por esa gran poetisa cubana que fue Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ciudad histórica llena de curiosidades y detalles y sonrisas.
El Gran Parque Natural Montemar es otra de las opciones turísticas matanceras,  nada despreciable. Ubicado al sur, en la Península de Zapata, se distingue por sus playas de azules infinitos, bosques exóticos, ríos, lagos, cavernas inundadas, piscinas naturales, fondos marinos inigualables, zonas vírgenes, sabanas típicas de la ciénaga, y el 30% de la fauna autóctona de Cuba, con 171 especies de aves, de ellas 18 endémicas. Una de las zonas más ricas del país para el turismo ecológico y la práctica de senderismo, observación de aves, fotocaza, todas las modalidades de buceo, trakking, paseos en bote y otros deportes náuticos o terrestres.

Aquí están Playa Larga, el centro geográfico de Montemar, con sus 400 metros de cálidas aguas, excelentes arenas, pared oceánica cubierta de bellísimos corales, senderos naturales y el Centro Internacional de Observación de Aves, punto de partida para los distintos lugares de contemplación diurna o nocturna. También Caleta Buena, formación costera a modo de pequeña bahía; las Salinas de Brito, donde en invierno se pueden observar hasta 165 especies de aves; la Cueva de los Peces, la mayor inundada de Cuba;  Playa Girón y su Centro Internacional de Buceo con sitios ubicados a menos de 80 metros de distancia que no requieren de barcos, y su naturaleza rica que permite el senderismo y otras modalidades del ecoturismo; o el Criadero de Cocodrilos y el centro turístico Guamá, único en el Caribe por su tipo de construcción aborigen y la réplica a escala natural de una aldea de taínos, primeros pobladores de Cuba, en plenas funciones cotidianas. Guamá está enclavado en doce pequeñas islas comunicadas por un tranquilo sistema de canales y puentes, en la Laguna natural más grande de Cuba, ideal también para la pesca y los paseos en bote.

Todas estas maravillas en el Gran Parque Natural Montemar, uno de esos sitios que la naturaleza creó en Cuba para imprimirle un toque especial que la convierte en destino favorito del Caribe. Montemar es verde y es azul, y es aves y peces y corales, y es espectáculo abierto a quienes sueñan con lugares idílicos, de los cuales, Matanzas es buen ejemplo.

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