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Su centro urbano es el Parque
Céspedes, en homenaje a Carlos Manuel de Céspedes,
Padre de la Patria. De ahí se derivan la Catedral
Metropolitana, el Palacio Municipal, la Casa del Adelantado Diego
Velázquez (se considera la más antigua en
América), el Ayuntamiento, el Museo del Carnaval, la Casa de
la Trova, el Museo Bacardí, la escalonada calle Padre Pico
con fachadas del siglo XVI, el Museo de la Lucha Clandestina; el
cuartel Moncada, escenario del primer hecho armado de la
Revolución Cubana hoy convertido en escuela; el cementerio de
Santa Ifigenia donde se encuentra la tumba del Héroe Nacional
José Martí, el teatro Heredia o la Fortaleza de San
Pedro de la Roca del Morro, entre tanta historia acumulada en una
sola ciudad. Especialmente conocida por sus coloridos carnavales
de trompeta china, tumba francesa y jolgorio, también la
distingue un pueblo hospitalario y alegre, sensual, imaginativo,
amante de la vida, típicamente antillano, que le define ese
carácter caribeño que le ha valido el sobrenombre de
la Capital del Caribe. Porque Santiago es la tierra más
caliente de la Isla, con el azul más intenso y las frutas
más sabrosas, y también el orgullo de ser la cuna del
daiquirí, uno de los diez cocteles más famosos del
mundo. Ah, no se asombre si escucha palabras que no comprende y
diferentes a las del resto del país. Forman parte de la
cultura santiaguera la cutara, chancleta, tipo de calzado; y la
pluma, llave de agua en las instalaciones hidráulicas caseras; y el balance, sillón de brazos
con balancín, y otras muchas, llenas de ingenio y sabor, como el santiaguero mismo.
Pero hay más Santiago en el Santuario
del Cobre, basílica erigida en 1927 a la Virgen de la Caridad
del Cobre, Patrona de Cuba, que según la tradición fue
hallada sobre las aguas de la Bahía de Nipe por tres mineros.
Y también en sus focos culturales donde se conservan las
tradiciones de la auténtica y ancestral idiosincrasia del
cubano; o en la vida nocturna presidida por los cabarés
Tropicana Santiago y el San Pedro del Mar; o en el fabuloso teatro
Heredia o la Sala de Conciertos de Dolores; en el Parque Baconao, el
mayor de Cuba, que nace en la ciudad y muere en la laguna del mismo
nombre, extenso con sus 80 000 hectáreas y sus valores que lo
han denominado por la UNESCO Reserva Natural de la Biosfera.
En él pueden visitarse la Loma de San Juan, la Gran Piedra a
1 234 metros sobre el nivel del mar, las ruinas de un cafetal
francés, la Granjita Siboney de la que Fidel Castro y sus
compañeros partieron para atacar el cuartel Moncada, el Valle
de la Prehistoria con 200 gigantescas reproducciones de una fauna
desaparecida, un jardín submarino para el buceo, el Museo del
Transporte Terrestre, un Acuario, un Jardín de Cactus, el
Museo de la Arqueología Mesoamericana, numerosas playas
típicas de la costa sur, grutas marinas y barreras apenas
exploradas, todo ello matizado por el verde y el azul intensísimo de
sus playas y el brillo de las chinas pelonas, nombre con que se define en
Santiago a esas piedras muy lisas que adornan ríos y mares de la región.
Excelentes instalaciones turísticas y
la sonrisa permanente aseguran una feliz estancia en esta provincia
oriental, en la que pedir un "macho asado" es poder
saborear la más exquisita cocción del cerdo en Cuba,
mientras se apura una fría cerveza en
medio del característico calor santiaguero. Al final de cualquier comida criolla, o presidiendo una conversación,
la humeante taza de café fuerte y negro, es algo que tampoco puede faltar.
Además, el Gran Parque Sierra Maestra
con los Parques Nacionales Turquino (el pico Real del Turquino es la
mayor elevación del país) y Desembarco del Granma, los
cuales por
su valor ecológico y posibilidades turísticas merecen especial atención, entre tantas bondades con que la
naturaleza premió a esta tierra de valientes y color y alegría, del oriente cubano.
Esta tierra que no cabe en cuartillas y
sí en el espíritu de quienes se acerquen a ella con el
verdadero propósito de no perder un solo minuto de Santiago,
y poderla llevar para siempre en el recuerdo como lo que es, un
prodigio de mezclas, coherentemente insertadas, donde el color, el
sol, la alegría,
la música, la historia, la cultura y la heroicidad, se ofrecen a acompañarle en un
recorrido que puede superar cualquier expectativa. Así es Santiago. La caribeña. La más cubana.
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