El rescate de inmuebles y sitios vinculados con la historia de la capital cubana, principal polo turístico de la mayor de Las Antillas, figura entre las prioridades de una estrategia que apunta al dinámico crecimiento de la industria del ocio.
Museos, centros comerciales, hostales y hoteles surgen en un área del centro histórico de La Habana, que encierra en un espacio pequeño miles de edificaciones con una historia centenaria de arquitectura y tradiciones.
En Prado y Neptuno, sitio de La Habana inmortalizado en una popular pieza musical del famoso Enrique Jorrin -creador del ritmo Cha Cha Cha- existe un inmueble que acoge desde 1885 al Hotel Telégrafo, el cual surge hoy con una imagen renovada bajo la fachada de la antigüedad.
La historia muestra que desde finales del siglo XIX la instalación se convirtió en singular atractivo para los visitantes, hasta llegar a ubicarse entre las más prestigiosas de la época y en uno de los 11 mejores hoteles de América Latina.
El Telégrafo también tiene su rol en la política de la isla a inicios del siglo XX, al servir de cuartel general del Partido Liberal y centro de la campaña electoral de la primera década de esa centuria.
Hace 90 años experimentó una primera reconstrucción que lo convirtió en el inmueble de hospedaje más moderno de la ciudad, preferido por personalidades políticas y hombres de negocios de todas partes.
Hacia 1911, los teléfonos ubicados en sus habitaciones y en las mesas del restaurante, verdadero privilegio para aquella época, aportaban un toque único en el entorno de las numerosas instalaciones de la hotelería cubana.
Sometido a una reparación capital de tres años, el Hotel Telégrafo abrió sus puertas en el 2001, totalmente rejuvenecido y con una oferta que incluye 63 habitaciones -de ellas tres suites y seis junior suites-, además de un snack bar.
Este último también juega su papel en la vida nocturna, con noches temáticas dedicadas a diferentes géneros musicales, en una verdadera mezcla donde el jazz y el bolero ya reservaron sus espacios para las noches de los jueves y viernes.
Para la gastronomía esta disponible un restaurante de 90 plazas, con una amplia variedad donde están presentes platos de la comida tradicional cubana e internacional.
No obstante, existen opciones insospechadas bajo el aire colonial de la instalación, como es el caso de un centro de conexión a Internet, teléfonos celulares en las habitaciones, mensajería e incluso en el futuro facilidades para videoteléfonos.
Para los huéspedes, la elegancia y confort de las habitaciones y áreas comunes presentan un inmueble con un diseño acogedor, dirigido en especial al turismo que se mueve bajo la modalidad del incentivo y de grupos de familia.
Pinturas originales de artistas cubanos y profusa vegetación dominan el lobby de la instalación, todo lo cual se complementa con el toque que aportan varios telégrafos antiguos y una sección del cable submarino que se utilizó en los años 80 del siglo XIX para establecer por primera vez las comunicaciones telefónicas entre La Habana y Estados Unidos.