La capital cubana, plena de tradiciones históricas y culturales que se combinan con las excelentes zonas de playa del este, se erige como el principal destino turístico de la mayor de Las Antillas con una oferta para el ocio marcada por la diversidad.
Con un área de 172 kilómetros cuadrados, 15 municipios y una población superior a los dos millones de habitantes, la centenaria urbe fue definida por el destacado intelectual cubano Alejo Carpentier como la Ciudad de las Columnas, con un Centro Histórico declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Otrora villa de San Cristóbal de La Habana, es uno de los más fieles exponentes de la arquitectura colonial de la isla, marcada por una notoriedad que comenzó desde fines del siglo XVI, con características propias aunque con una fuerte influencia ibérica.
También llamada en aquella época Ciudad Antemural de las Indias Occidentales y Llave del Nuevo Mundo, representa en la actualidad un singular museo viviente de los más diversos estilos constructivos, reflejo de las etapas de desarrollo por las cuales atravesó la histórica urbe.
Para quienes acuden a la urbe, está la opción de adentrarse en las calles del centro histórico, y con ese propósito, los visitantes apuestan por el alojamiento en instalaciones ubicadas en el corazón de la localidad, donde se combinan las facilidades para el descanso con un entorno arquitectónico único.
Entre esos establecimientos está el hotel Lincoln, fundado en 1926 y situado en la calle Galiano, devenido punto de encuentro entre la parte moderna y la zona colonial de la capital.
A escasa distancia del famoso Malecón habanero, el hotel se caracteriza por sus largos años al servicio del ocio y el agradable ambiente de intimidad que ofrece a sus huéspedes.
Para los clientes la instalación dispone de 134 habitaciones climatizadas, con facilidades de teléfono, televisión vía satélite y caja de seguridad, unido al complemento gastronómico que brindan dos restaurantes, bares, centro nocturno, servicios médicos y taxis.
La fama del establecimiento está además en aquellas personalidades que lo escogieron como alojamiento, entre ellas el famoso corredor de autos Juan Manuel Fangio, que ocupó la habitación 810, convertida actualmente en museo.
Asimismo, desde la instalación pueden visitarse el Museo de La Revolución, el Paseo del Prado, hoteles, restaurantes, cines, comercios y La Habana Colonial con sus castillos, plazas, casonas, calles empedradas y la activa vida social y cultural que la caracteriza.
Su sistema de fortalezas, con el emblemático Castillo de Los Tres Reyes del Morro, abarcó nueve grandes construcciones para constituir – a decir de los expertos – el conjunto más notable de su tipo en la América hispana.
Decenas de museos, galerías de arte, teatros e instituciones únicas como el Ballet Nacional de Cuba avalan esa posición, al servir además de sede a numerosos festivales internacionales de cine, danza, artes plásticas y literatura, entre otras manifestaciones.